viernes, 3 de julio de 2009

Uruguayos homenajeados en Hamburgo

El Instituto Cervantes, aparte de sus conocidos cursos de español, normalmente organiza eventos con el objetivo de promover la cultura de habla hispana en general. La propuesta de esta noche en Hamburgo consistió en una conferencia sobre el escritor uruguayo J.C. Onetti, en homenaje a su centenario, y una exposición fotográfica de Nicolás Coitiño, titulada "De Montevideo a Rocha". Para deleitar otros sentidos hubo también música en vivo, empanadas y vino uruguayo para todos los asistentes. Quisiera destacar que el Ministerio de R.R.E.E. de Uruguay siempre colabora en estos emprendimientos a través de sus consulados y embajadas, realizando de esa forma un auténtico servicio a los que estamos lejos y necesitamos reunirnos y compartir este tipo de cosas. Es fácil hablar y quejarse cuando no se hace nada, en este caso me parece importante subrayar lo que sí se hace y bien ya que me he visto directamente beneficiado.




No sólo disfruté de una velada magnífica y tuve la oportunidad de conocer compatriotas, al tiempo que veía como una mayoría de extranjeros dedicaba una tardecita de calor sofocante a escuchar , ver y degustar cosas bien uruguayas, con evidente placer; sino que recorriendo los pasillos del instituto tuve la posibilidad de hacer una vez más el viaje desde la capital hacia el este, como tantas veces en aquella otra vida, como cada día sueño volver a hacer.







Partí de un palacio legislativo que algunos observadores alemanes llamaban palacio „del parlamento“, seguí por calles montevideanas llenas de colorido y detalles originales, visualizé restaurantes donde me daban unas ganas irresistibles de estar y comerme una milanesa, o una parrillada como la que mostraba en primerísimo plano una de las otras fotos...





El faro del Polonio me anunció que ya estaba en pleno territorio rochense, donde para mi sorpresa Aguas Dulces estaba mucho más representada en imágenes que cualquier otro sitio del Uruguay:
El camino al costado de lo del Popo, un termo y un mate en la playa, lo del Chato y la Kachimba agitando hace ya unos añitos atrás , revelando fisonomías de personas conocidas, como en el caso Marcos de toda la vida...









Fue un momento inesperado de encuentro con una parte de mí, si se quiere, una parte de mí expuesta allí en los pasillos de la „Chilehaus“ en el centro de Hamburgo para muchas personas durante una semana.

Y allí, „enfrente a lo del Chato“ me quedé parado un buen rato, hasta que se acercó el fotógrafo y nos pusimos a charlar y no tardamos en maravillarnos cuando varias personas se detenían a hacer comentarios. Unos decían : „eso es en Aguas Dulces!“, otros „ Cómo es que se llama el dueño de ese almacen?... Ah, el Chato, claro!“, o simplemente : ...mirá lo del Chato San Martín! Algunos eran uruguayos, otros alemanes... Y yo pensé: qué bueno que tanta gente recuerde el lugar con evidente cariño pero el único especímen verdaderamente autóctono aca soy yo. Y allí permanecí un tiempo más hasta que me decidí a seguir rumbo al Chuy.






Más tarde, en el tren de regreso a Schwerin pensé que sería bueno compartir esta anécdota con los protagonistas que imagino estarán allá refugiados del frío en sus respectivos ranchos, cerca del fuego...y me pregunté qué pensarían si supieran que esas fotos se venden aquí a 50 euros.

Ojalá que se vendan muchas y creo que el que supo capturar tan bien la esencia de un lugar en un momento dado y se encarga de difundirlo por el mundo presentándolo de manera artística, se merece ganar algo.

Así fue como hoy el Instituto Cervantes y el Consulado General del Uruguay en Hamburgo homenajearon a Juan Carlos Onetti, y al Chato San Martín.